sábado, 14 de septiembre de 2013

¿Por qué siempre escribimos sobre cómo nos sentimos? ¿Por qué no nos sale escribir sobre cosas más bonitas? Deberíamos escribir sobre los rayos de sol penetrando en la materia para transformarse en calor. Deberíamos escribir sobre el magestuoso arco iris que provoca la risa de cualquier niño risueño tras un espeluznante día de tormenta o de suave y dulce lluvia. Deberíamos escribir sobre las cariñosas caricias del señor viento. Deberíamos escribir sobre el mar.
Sí. Hablar del mar. De su imponente inmensidad, de su profunda belleza, de su furia los días de tormenta, de su eterno azul, de su nombre Libertad.
Deberíamos pararnos más de vez en cuando a observar esas magníficas gaviotas volando sobre olas de plata y azur buscando su ración diaria de comida. Deberíamos contemplar la vida bajo el mar, es un mundo totalmente distinto. Deberíamos admirar más a menudo toda esa naturaleza que habita en la madre Tierra. Grande, espeluznante, impresionante.

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