domingo, 30 de diciembre de 2012

Rumbo al sur.

El autobús sale de la estación junto con mis ganas de verte, rumbo al sur, mochila en mano. La niebla obstaculiza en vano el camino, impidiendo que melancolía vea el horizonte, pero con nostalgia no puede nadie: ella se lo imagina. Mi corazón pretende salirse del pecho latiendo más fuerte que nunca, y de vez en cuando tras un impulso de euforia se me escapa una sonrisa. Hace tiempo que reemplazaron aquellos suspiros que susurraban un 'te echo de menos' casi incomprensible. Lo cual, por suerte o por desgracia, no significa que desde entonces dejara de echarte de menos, sino que la mecánica de mi corazón ha ido transformando paulatinamente mis suspiros, tus miradas, mis lágrimas, tus palabras, mi tristeza, mi melancolía, y tus besos en sonrisas, porque ahora al echarte de menos mi mente se llena de momentos mágicos que hemos pasado juntos desde que las estrellas, o cupido, hechizaron mil canciones un catorce de octubre.
Y ahora sonrío mientras este autobús avanza por las llanuras de la Mancha, pues no he dejado de pensar en ti ni un solo segundo.

jueves, 29 de noviembre de 2012

Darlin'.

Vi que su inocente corazón estaba tan desprotegido y parecía tan frágil que pensé que la mejor forma de protegerla era herirla de muerte para provocar su necesidad de crearse una coraza que la eximiera del dolor y del daño de este mundo tan cruel. Descubrí, además, que yo no solo era el mejor de sus puntos fuertes, sino también de sus puntos débiles.
(...)
Y así fue como, para evitar su sufrimiento, la maté en vida sin darme cuenta de ello. Ahora sé que me equivoqué, que aunque aquella fuera la única forma eficaz de protegerla no debí haberla hecho tanto daño nunca, porque mi deber no era protegerla de esta dolorosa vida, sino amarla y ser su apoyo hasta sus últimos días en ella.

lunes, 15 de octubre de 2012

Yellow clock.

Para que cada mañana te despiertes pensando en mí, en la sonrisa que provocas con tu sonrisa. Para que cada mañana con un simple timbre recuerdes cada uno de los sueños que tenemos juntos, y las razones que tenemos para hacerlos realidad. Para que cada mañana te levantes respirando entre suspiros, no por echarme en falta, sino por tener la certeza de que estaré siempre contigo por muy lejos que me encuentre. Para que cada día ese tic-tac de plata guíe los latidos de tu corazón, jamás dejándolo parar. Simplemente para que cada día lo empieces con ese cielo que tienes por sonrisa sin que ninguna mala pesadilla te quite las ganas de sentir el sol a través de la ventana, el viento por la mañana, y la luz de la luna en una noche estrellada.
Y si se gastan las pilas, ¡no importa! Mi recuerdo te despertará cada mañana para hacerte sonreír una vez más y recordar aquellos días que amanecías como en un sueño del que jamás querías despertar.

domingo, 30 de septiembre de 2012

Bulletproof.

¿Cuántas veces lo  intentásteis?
¿Cuántas veces fracasásteis?
En el juego del amor
nunca hay ganador,
sea por un triste final,
o bien por condición mortal.

Tantos recuerdos enmarcados
en un cuadro de metal,
tantas sonrisas perdidas
en mil malas jugadas,
tantas mentiras metidas
en un corazón de cristal.

Toda la vida por delante
y un mal sabor por detrás,
momentos que no deberían ser
más que sueños en la mente,
y si en pesadilla se convierte
ni los vuelvas a pensar.

Podía jurar por entonces
que hasta el séptimo cielo
tus besos le hacían volar,
y tus caricias, a veces,
tus palabras, tu aliento,
lágrimas le hacían soltar.

Hay muchos recuerdos, además,
que debería estar prohibido recordar:
algunos por exceso de dolor,
otros por escasa veracidad.
Sin embargo hay otros
que emanaban perfección.

Sé que la vida, en desgracia,
no es un cuento de hadas,
y que el príncipe azul no existe.
También sé que su alma
no está hecha a prueba de balas
y que el daño se lo hiciste.

Érais demasiado jóvenes,
tú buscabas en la cama
un juguete al que usar.
Ella buscaba un hombre
que tan solo con el nombre
su pasado le hiciera olvidar.

Y vuestro plan resultó,
cada uno ganó lo suyo.
Perfecto no fue, por supuesto,
un pequeño detalle falló:
en ella dejaste una huella,
una herida sangrando dolor.

jueves, 27 de septiembre de 2012

Bajo los puentes de París.

Amor incondicional
es aquel que una noche
tu amante te puede jurar
sin apenas reproche.

Tú te ilusionas,
te imaginas un futuro
y a los diez días
tu vida se para.

Tu mirada se apaga
bajo un puente de París,
en algún mar de esperanza
cuya marea apenas se alza.

Con solo una frase
que te cambia la vida,
tu corazón se para,
tu mundo se pierde.

Pero aunque te cambie,
la vida no acaba,
tus sueños renacen
y las oportunidades afloran.

Termina la película
y empieza la vida real,
el futuro que nos depara
y, ¿quién sabe? La felicidad.

sábado, 22 de septiembre de 2012

What am I to say?

Hace unas noches
vi una estrella aparecer.
Pensé que era imposible
semejante estrella ver.
Pero cuando escuché tu voz
todo era fácil de creer.

Llegaste a mí como si nada,
y trato de entender
qué pudo unirnos tanto
aquel día de madrugada.

He de decirte, amigo,
que el mundo es amarillo
y arriba está lleno
de estrellas fugaces
surcando el cielo.

Nadie tiene por qué irse,
ni siquiera quedarse.
Cada uno hace lo que quiere,
así que ser amigos
solo está en nuestras manos.

Pero al fin y al cabo,
¿qué soy yo para decirte
que lo nuestro es tan fuerte
como para llamarlo amistad
así de repente?

Son esas hojas de hierba
que echan de menos la huella
que hace tiempo un amor
dejó en mi corazón.

viernes, 21 de septiembre de 2012

Hojas de otoño.

Sin haberlo planeado,
ni pensado, ni esperado,
el otoño ya ha llegado.

Llega con sus melancólicos atardeceres,
sus caminos de hojas caducas,
sus cielos de nubes perennes.

Si paseas por el bosque
el suelo a tu paso cruje,
es el canto de la naturaleza
formando una alfombra ocre.

El cielo se nubla y llora
por aquellas mil y una noches
que tu mente aún recuerda
y el invierno llevárselas quiere.

jueves, 20 de septiembre de 2012

Crash.

No necesitas soñar
para en tu vida poder volar
a través de las amapolas,
flotando sobre las olas.

Solo necesitas reír
para dejar a tu alma vivir
sin retales del pasado
que la apuñalen por el costado.

Créeme cuando te digo
que la vida es bella,
y si encuentras una estrella,
¡no la pierdas! Es tu amigo.

Permíteme un consejo más:
cuando en tu camino oigas "crash"
no es que estés pisando mal,
pues de un triunfo es señal.

miércoles, 19 de septiembre de 2012

Promesas.

Escribirte me llena
desde lo más superficial
de mi material condena
hasta la más especial
y profunda pena
de mi herido corazón.

Solo quiero que sepas
que amarte no supera
el cariño que apenas
tras tres años de espera
por mucho vodka que bebas
ni en una vida olvidas.

 Prometo no dejarte,
 prometo no perderte,
ni olvidarte, ni cambiarte
por un sintético sentimiento.
Tan solo quiero tenerte
y hasta la muerte quererte.

¿Qué digo hasta la muerte?
Ni siquiera ella puede frenar
algo tan fuerte como esa suerte
que algunos llaman matar
tras tirarse por un puente,
 pero yo lo llamo amor
y que ose discrepar la mente.

lunes, 17 de septiembre de 2012

Best of me.

Una canción especial. Un día de tormenta cualquiera. A veces, con esos dos elementos, se consigue una efímera sensación inexplicable. Verás en tu cabeza a la gente a la que tienes mucho aprecio, mirarás melancólico al cielo pensando que estás en peligro, que la tormenta se aproxima cautelosa y silenciosamente a ti, y tu corazón se sobrecoge.
Pero entonces suena esa canción, esas notas, esa letra y, aunque sea por un segundo, te invade una sensación de bienestar interior tan solo comparable a ciertos momentos con las personas antes mencionadas. Te sientes protegido, igual que al abrazo de una madre, un padre, un hermano, o un buen amigo. Y esa sensación, perdona que te diga, es única e inimitable, nunca hay una igual, pero las hay. Así que haya tormenta y canción especial o no, cuida siempre de esa gente que vive al abrigo de tu corazón, pues como el cariño, aprecio y afecto de dichas personas no hay nada en el mundo entero.

jueves, 13 de septiembre de 2012

Luna sangrienta.

Esta noche la luna está llena, y su pálida luz se refleja a través de los cristales de mi ventana, como un rayo de sol en verano. Esta noche tiene algo especial, no sé, una chispilla diferente que la hace exclusivamente cálida.
La calle calla, los pájaros duermen, los gatos observan y el viento susurra, casi en silencio, palabras tan frágiles cual vaso de cristal.
Esta noche las estrellas tienen algo que decir, algo que la tierra bajo nuestros pies ya sospecha. Pero ¿cuánto tiempo habremos estado escuchando murmullos advirtiéndonos de lo que pasaría? ¿Cuánto tiempo habremos pasado ignorando aquellas palabras?
Los sauces lloran, la tormenta avanza, el río cambia su curso y el cielo oscuro resguarda una luna sangrienta que adorna la noche.

sábado, 8 de septiembre de 2012

A los 15.

A los 15 todo el mundo piensa
que la vida es corta,
que el tiempo apremia.

A los 15 todo el mundo sueña
con el amor de su vida,
pero a sus padres desdeña.

A los 15 todo el mundo crea
fantasías en su mente
y con la realidad pelea.

A los 15 todo el mundo miente
para ocultar mil y una locuras
de las que nunca se arrepiente.

A los 15 todo el mundo quiere
ser el rey del mundo
ignorando que reinar hiere.

A los 15 años todo el mundo anhela
ser eterno en cada luna llena
y en el aire simular que vuela.

Lo que a los 15 ella no sabe
es que no habrá año igual
como el que no quiere que acabe.

martes, 4 de septiembre de 2012

Escribiré poesía hasta el amanecer.

Esa niña de ojos verdes
cuyo corazón soñaba
con latir de calle en calle
y empapar sábanas blancas.

Esa niña de ojos verdes
soñaba con la muerte,
un disfraz de princesa
y su príncipe verde.

Esa niña de ojos verdes
sueña con saber qué es el amor,
y en su quinta fantasía
su corazón gritó de horror.

Ella pasa horas invisibles
bajo el grifo de la ducha,
esperando una señal,
un suspiro, una caricia.

Tras años de dolor, aquellos momentos
pasados, perdidos, añorados,
regresan con la luna
en una noche de verano.

Y una vez se dijo a sí misma
que creer en la casualidad
es, a la vez,
creer que nada tiene sentido.

Fueron tantas noches en vela
con un vaso vacío en la mano
rezando quién sabe a quién
por que se llenara y la dejara temblando.

Esa niña de ojos verdes
que en silencio convertía
tus palabras ardientes
en su propia profecía.

viernes, 8 de junio de 2012

Amargos recuerdos.

Un día de principios de Enero, por la tarde, sonaba en el teléfono de mi madre la canción Wake Me Up When September Ends. El tono de llamada. Sonreí, pues esa canción me encantaba.
Mi madre cogió el móvil y se fue a la habitación a hablar. Al volver, todos preguntamos: "¿Quién era?"
-Era Leo, mi hermano- dijo ella con cierto acento de tristeza-. Dice que la abuela se ha caído y se la han llevado al hospital.
La sonrisa se borró de mi rostro como el trazo suave de un lápiz en papel se borra con la caricia de una goma. Eso sonaba muy mal. No supe qué decir.
-Te llevo al hospital, ¿no?- preguntó mi padre, recogiendo el abrigo y las cosas del coche.
-Sí, vámonos.
Y se fueron.
El 6 de Enero, el día de Reyes, mi padre me recogió de Móstoles, donde pasé la noche anterior, y fuimos a recoger a mi madre al hospital. Al principio fue mi padre solo a por mi madre, pero luego llamó mi madre y me preguntó si quería ver a mi abuela, aunque fuera por última vez, para despedirme.
Y yo fui. Me armé de valor, reprimiendo cada lágrima que amenazaba con recorrer mi rostro, y subí.
Allí estaba ella, tendida en una cama de hospital, inconsciente... Con un montón de cables por aquí y por allá. Allí estaba mi abuela, la que me había querido tanto. La única a la que he conocido. Allí estaba la persona que, hace unos años, estaba sentada en la silla de mi hermano, viendo pasar el tiempo, viuda, esperando poder hacer algo con sus nietos.
Jamás pensé que sería la última vez que la vería. Al menos viva. Siempre me cupo una pequeña chispa de esperanza de que se recuperara y... de que volviera a la residencia donde vivió apenas tres años.
Por si acaso, me despedí de ella con un beso en el brazo, ya que a su rostro no llegaba por las barandillas de la cama. Y nos fuimos de ahí, yo con una lágrima en la mejilla, y otra asomando por mi lacrimal.
Hoy, 16 de Enero, por fin ha terminado todo. Ella ya no sufre. Ahora nosotros sufrimos por ella, porque se ha ido, y ya no va a volver. Ya no volverá a sonreír, ni a mirarme preguntándose por dentro "¿Quién es esta chica?" Ya que, desde hace un tiempo, ni me reconocía.
Ya no volveré a escuchar su voz esos fines de semana en Ciempozuelos, después de comer, sobre las 7, diciendo que se quería ir ya a la residencia, que llegaba tarde a cenar... Ya no volveré a oír su dificultada respiración... Ya no volveré a ver como le temblaba cada músculo de su cuerpo, marchitándose. Ya no volveré a ir a esa residencia que tanto odiaba, y, a la vez, tanta pena me daba por todas aquellas personas que tan solo se dedicaban a ver pasar el final de sus vidas.
Ahora tan sólo espero que esté en un lugar mejor. Sea cual sea. De la religión que proceda. Sea oscuridad, sea silencio, eternidad... Me da igual, siempre que ya no sufra.

lunes, 4 de junio de 2012

Ojalá estuvieras aquí.

Este día lo empecé pensando en ti, en todas y cada una de las cosas que hacen que mi vida tenga sentido. Y me he dado cuenta de que en realidad no lo tiene, por muchas cosas y personas como tú que haya en ella (algo, por cierto, imposible, pues no hay nadie en el mundo comparable a ti). Mi vida no tiene sentido porque las personas y cosas que hacen que parezca lo contrario son tan jodidamente efímeras que hasta parecen irreales.
No distingo entre realidad y sueños, porque ya no sé si los sueños son representaciones de una realidad que aún no conozco, o son simplemente eso, sueños.
Y toda esa inmensa y profunda reflexión me ha metido en cuerpo y mente un malestar que ni siquiera un vomitivo té ardiendo podría hacer que se me pase.
En el peor momento de lo que llevo de vida, en el mayor dilema que he tenido nunca, en el más complicado conflicto conmigo misma, no estás tú a mi lado. Un abrazo, un beso, una caricia, una mirada de complicidad, una sonrisa, una broma... Cualquier detalle que provenga de ti podría hacer alzarme de nuevo sobre mis alas y volar más allá del infinito azul del cielo.
Pero no estás. Y por mucho que grite tu nombre o arañe las paredes de tal desesperación que en mi interior habita, no contestas, no respondes, no apareces.
Y cuanto menos apareces, más te necesito.
Ojalá estuvieras aquí, porque este, y cualquier otro té, me sabe a mierda sin ti.

viernes, 25 de mayo de 2012

Diario de verano: 5 de Julio.

Aquella fue una tarde muy larga e inevitablemente amarga en un centro comercial cualquiera. Tal como soñé esa misma noche, uno de los pocos hilos que me unían al mundo, a la vida, se rompió. Iba yo justo a comprarme este cuaderno, feliz por haberle visto, asustada por su intento de huída, cuando nada más pagarlo me di cuenta de que estaba detrás de mí, con esa tez oscura y esas facciones tan perfectas que le caracterizaban. Pero esta vez no presumía de su deslumbrante sonrisa. Esta vez estaba serio, asustado, y temblaba.
 -Eh... Tengo que decirte ahora una cosa -me dijo. Genial, mi sueño comenzaba a hacerse realidad. Mi sonrisa comenzaba a desvanecerse a medida que mi mente analizaba esas palabras. Intentar sonreír era como tratar de capturar el viento con las manos. Inútil y sin sentido.
-Vale -dije con apenas un hilito de voz, el máximo que podía sacar en un momento así. Terminé de pagar y me apartó de todo el mundo, sin prisa pero sin intención de parar. Así que decidí pararle yo.
-Para, para, para. ¿Qué pasa?
-Verás, es que... -balbuceaba sin apenas saber cómo iba a decirme aquello que pretendía. Supuse que buscaba las palabras explícitas para hacerme el menor daño posible. Supuse, también, lo que iba a decirme. Me decidí, pues, a ahorrarle un esfuerzo.
-¿Me vas a dejar?
Él, sin esperar aquello y con expresión de suplicar perdón, asintió con la cabeza mientras se daba golpecitos con los dedos en los labios. ¿Es que se arrepentía? Sabía perfectamente que me dolería, y aún así, ¿pretendía que no me afectara?
-No estés mal, por favor.
No fui capaz de articular palabra, pues las suyas no habían hecho más que empezar a atravesar mi mente, y tras analizarlas una y otra vez, comenzaron a invadir mi corazón.
-Quedamos como amigos, yo no tengo ningún problema en eso -pronunciaron sus labios, con intención de tranquilizarme y, por supuesto, sin resultado alguno.
Acabé pensando por casualidad en el sueño de aquella noche, aunque más bien había que llamarlo pesadilla. Fue entonces cuando me di cuenta de que yo ya sabía que todo eso iba a suceder, de alguna manera. Pero a pesar de ello, mi corazón seguía sangrando.
Él seguía pronunciando palabras de consuelo, sin saber qué otra cosa podía hacer por sacarme de aquello. Una vez más, resultó inútil. Pero entonces me abrazó, como tantas otras veces había hecho antes, como me gustaba. No era el mismo abrazo que hacía unas semanas, cuando aún estaba susurrándome al oído esas dos palabras que todos anhelamos oír y tememos no hacerlo, cuando en realidad debemos preocuparnos por, no solo decirlo, sino también sentirlo nosotros mismos.
Antes de que quisiera darme cuenta, me sumergí en el llanto.
-Pero, ¿por qué? -creí querer saber, pues realmente no estaba segura de querer oír la respuesta.
No sé por qué razón, en vez de decirme la verdad, empezó a darme largas, una tras otra, hasta que, de nuevo, acabé contestándome yo solita.
-Ya no te gusto.
Recurrió al lenguaje de signos e imitó una expresión de confirmación abrumadoramente clara.
Debí morirme o algo parecido, porque empecé a verlo todo borroso y lo único que quería era sacar de mi interior aquellas lágrimas que por fuera parecían hermosas, pero por dentro eran como pequeñas espinas arañando por salir.
Tras intercambiar un par de frases más y sin voz para despedirme de él, alcé la mano en señal de un adiós y dando marcha atrás, incapaz de dejar de mirarle, seguí mi camino que desde entonces perdió el rumbo y ya no he vuelto a encontrarlo.

martes, 15 de mayo de 2012

Mucho más que un simple hobby.

¿Quién me iba a decir, hace dos años, que el baloncesto iba a significar tanto para mí? ¿Quién me iba a decir, hace dos años, que saldría feliz de un entrenamiento por haber jugado bien? ¿O que iba a salir triste y enfadada con el mundo si entrenaba mal? ¿Quién me iba a decir que me pasaría meses enteros con mono de coger una pelota y, simplemente, botarla? ¿Quién me iba a decir que conocería gente tan maravillosa e increíble como he hecho jugando al baloncesto? Véase: mi equipo y todas y cada una de las personas con la que juego pachangas, sea donde sea. Pero no solo me pasa con el baloncesto. Habría que decir lo mismo de la música, de las letras, la poesía, la fotografía, y algun que otro hobby más. Pero eso es otra historia.

lunes, 7 de mayo de 2012

Tengo algo que decirte.

"Y a veces simulaba no escuchar para disfrutar así de su hermosa voz cantando nuestra canción". Son tantas cosas las que tengo que decirte que me va a salir un burruño incomprensible si intentara hacerlo. Pero todo ese burruño, todas esas cosas que tengo que decirte, se resumen en dos palabras que todo el mundo conoce y la mayoría usa en vano. Tras largos y vacíos meses amándote en silencio, casi inconscientemente, que esta situación se ponga delante de mis narices para nada se podía esperar. Supongo que lo bueno se hace esperar, y todo este tiempo no ha sido en vano, pues por fin puedo darle un sentido a mi vida. Un sentido que no es amor banal, ni amor platónico, ni vulgar. Es amor verdadero, ese que pocos conocen y con el que todos sueñan. Y puede que de mi boca no oigas un te quiero, pero ninguna lágrima rodará por tu mejilla sin yo estar presente para secártela.

martes, 3 de abril de 2012

Un comienzo sin origen.

Salía a la calle nada más despertarme, pues tenía que comprar comida ya que en la cocina no había siquiera una miga de pan, cuando me encontré con Jack.
-Eh, Panda, cuánto tiempo, ¿qué te ha pasado?
+Bueno, he estado unos días alejada del mundo, para aclarar ideas. Aunque necesitaría algunos días más, todavía. ¿Tú qué tal?
-Yo genial, acabo de terminar una pieza, ¿quieres verla?
Me moría de ganas de decirle que necesitaba comer algo de inmediato, que llevaba una semana desmayada en casa sin probar una gota de agua.
Pero sus obras eran tan importantes para él que no quise decepcionarle. Además, ya me había cogido con fuerza del brazo e iba tirando de mí hacia su estudio.
Era un chico encantador, de esos que salen en las películas que piensas que no existen. Desprendía tanta felicidad que resultaba contagiosa. Era guapo, lo justo. Alto, fuerte, moreno, ojos verdes y voz de hombre, pero alma protectora, fiel y sensible como ninguna. Era mi mejor amigo.

domingo, 11 de marzo de 2012

Todo depende del principio.

Las hojas caídas de los árboles de aquel paseo natural, las cuales arrastraba el viento, anunciaban la llegada del otoño, cuyo rostro siempre aparecía frío y húmedo. Los árboles tiritaban, el viento susurraba y el suelo mojado mostraba huellas de una lluvia reciente que dio paso a un hermoso arco iris en la bóveda celeste. Hacía un día tranquilo, agradable, con poco frío, pero el aire, aparentemente feliz, acariciaba el rostro de aquel que osara pasear por aquellos jardines.
Una muchacha pálida de hermosura indescriptible paseaba con su madre por los jardines del Retiro, gran fuente de recuerdos de su adolescencia.
Diecinueve años parecen muchos, pero nada comparados con los cincuenta y nueve de su madre. Pandora era la chica más risueña y calmada que podía conocerse. Era alegre cuando el momento lo pedía, seria cuando debía, y melancólica cuando la inspiración, o los recuerdos más oscuros y dolorosos de su pasado acudían a ella.

martes, 6 de marzo de 2012

C'est la vie.

Todo en este mundo es subjetivo. Nada es del todo cierto. Nada vale, todo depende. Nadie gana, todos perdemos. Nos pasamos la vida haciendo cosas insignificantes, nos morimos, y ni nuestros descendientes recordarán nuestros nombres. Es triste, angustiante, complicado, estúpido, irreal, relativo, injusto. Es... la vida.

viernes, 17 de febrero de 2012

Lo último que se pierde es la esperanza.

Mi vida es algo compleja y amarga, con un toque ácido, como la de cualquiera. Y a veces, sueño. Es cierto que no es del todo bueno apartarse del mundo real y soñar con lo imposible, con que lo que más deseamos se hará realidad. Pero libera el alma, te hace libre y hace que la esperanza desista de intentar abandonar el corazón; por esa razón tampoco es del todo malo alejarse por instantes de la realidad.
Siempre hay alguna razón por la que sonreír, por muy pequeña y escondida que esté. Que cierto es que todo o casi todo lo bueno se acaba, pero siempre hay comienzos de nuevas aventuras. Así que solo nos queda disfrutarlos mientras duren.

lunes, 13 de febrero de 2012

Cada sonrisa cuenta.

No sé si estás ahí, tras ese inmenso cielo. No sé si estás bien a kilómetros de aquí. No sé siquiera si mi corazón, desesperado, ha decidido inventarte, a ti, el ser perfecto, inhumano.
Pero de alguna manera, sé que existes. Tus palabras, tus abrazos, tu risa, tu mirada... Y entonces, ¿por qué todo me parece un continuo sueño del que, creo, me estoy despertando? Porque si lo es, prefiero soñar durante toda mi vida, a perderte por vivir un sueño.
No hay palabras que describan enteramente lo que siento. Porque es a cada segundo, cada minuto, cada hora del día, que anhelo estar contigo, allí, a tu lado, lejos de los prejuicios, de los obstáculos. Cerca de ti, de mí, de un nosotros y del mar. Cerca de la eternidad, del infinito, de lo imposible. Porque haces que el prefijo im- desaparezca. Haces que la palabra odio se borre del diccionario. Haces que cada amanecer, cada anochecer a tu lado, y cada estrella del firmamento sean únicos, irrepetibles, inolvidables. Perfectos. Haces que, sin ser consciente de ello, hable con el corazón. Haces que cada sonrisa cuente.
Y por todo ello, déjame soñarte como jamás nadie en su sano juicio lo hará, déjame retratarte como la estrella más brillante del universo, déjame escribirte los versos más espeluznantemente bonitos del mundo. Déjame amarte incondicionalmente, y mi corazón será tuyo para siempre.

martes, 10 de enero de 2012

Dream as if you'll live forever.

Y mientras observaba cómo hablaba, cómo sus complejos y mis complejos desaparecían cuando estábamos juntos, yo pensaba, casi inconscientemente: 'ay, capullo, lo que te echaba yo ya de menos'.