miércoles, 29 de octubre de 2014

De estas situaciones cotidianas en las que te encuentras en el parque a un hombre extraordinario, uruguayo, con sombrero y sandalias de peregrino, natural y abrumadoramente simpático, que se fija en tu perro, un Shih tzu blanco y negro, y te pregunta por su historia. Tú, inocente, explicas que es la raza que hacía compañía a los monjes tibetanos, mientras que una maravillosa historia se esconde tras esas breves palabras. 
Para empezar, Shih tzu significa "perro León", por la forma en la que duermen boca arriba, y por su aspecto con el pelo largo, similar al de este animal.
Para continuar, los monjes tibetanos poseían al Perro Sagrado, raza que ofrecían como regalo de buena suerte a la Ciudad Prohibida de China, donde lo cruzaron con la raza pekinesa y otra raza tibetana, dando lugar a esta definitiva, excepcional y mística, los Shih tzu. Fueron devueltos al Tíbet donde sirvieron de nuevo de compañía silenciosa y calefactora a los monjes. Sin embargo, los chinos comunistas empezaron a comerlos y a darles de comer cristales antes de que los británicos se los intentaran llevar fuera de China, de forma que se desangraban en el viaje, poniéndolos en grave peligro de extinción. Antes de que ocurriera y gracias a su magia y su encanto, se repartieron parejas en diversos puntos geográficos con sus consiguientes reproducciones, y así se salvó la raza, ahora respetada y valorada en el mundo entero. 
Para terminar, de un total de 10 crías de Shih tzu, sólo una es blanca y negra, marcando diferencia con sus hermanos normalmente marrones.

Por estos datos y mil detalles más debo dar gracias por tener algo más (de lo que ya estimaba) tan ESPECIAL en mi vida.

No hay comentarios:

Publicar un comentario