Porque somos dos gatos callejeros amando el rock and roll,
disfrutando las cenizas de nuestro último cigarro en tu habitación.
Suave llegas, y con voz aterciopelada dices que te esfumas,
que todo aquel humo insípido se queda pequeño ante las dudas.
Ruidoso te vas, y no importa cuánto tiempo pase en nuestra vida,
dulce estrella,
mientras regrese a mí cada luna llena.
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