martes, 11 de octubre de 2011

Mi vida se ha acabado, pero, ¿sabes? Nadie se ha enterado.

Cuando la marea alcanza las tierras más inalcanzables, no importa la profundidad de alta mar. Cuando un velero se hunde en sus profundidades, ya no importan las tormentas que caigan en la superficie. Porque su fin ha llegado, el fin de sus días, de sus noches, de sus vivencias. ¿Qué más da lo demás cuando todo está mal? Pues a ti te da igual, pero claramente a los que no les va todo mal, les importa. Sobre todo cuando nadie se cree que si lloras no es por ninguna gilipollez, sino por algo que realmente te duele.

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